Soy
aquél que avanza por el pasillo
sin
cerrar las puertas
y pretende
ver entre las frondas, bajo las olas,
jaguares
y mantarrayas.
soy
ese otro, ese que sabe que no hay vuelta al edén destruido
nublado
con las oportunidades caídas
con
los fracasos acumulados bajo las piedras
el
que a veces no sabe por qué demonios está aquí
en
este siglo podrido
ajeno
a todo, a todos,
pero
incapaz de vivir como ermitaño
necesitado
siempre de sensaciones, de experiencias
que
desgarran el corazón como arpones y sierras eléctricas
la
luz, luciérnaga, es breve huidiza
el
camino está plagado de maleza, de penumbra
el
sol abandona su sepulcro sólo de cuando en cuando
soy
el que con paciencia lo espera
lo
sigue por el firmamento
colibrí
desde
el alba hasta el ocaso.
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