lunes, 26 de octubre de 2015

NOVIEMBRE


 
 
En tarde sin sol

noviembre se desgaja

los árboles de heladas ramas

lloran sus hojas

lanzas amarillas, granadas rojas

caídas en combate

desigual y heroico

contra el año que viaja

como río serpiente

por su curso hasta perderse

mas no todo es pardo y ocre

sobre la superficie del bosque

el musgo crece

verde preludio

del verano que vuelve.

 

jueves, 22 de octubre de 2015

SOY



 
 


Soy aquél que avanza por el pasillo

sin cerrar las puertas

y pretende ver entre las frondas, bajo las olas,

jaguares y mantarrayas.

soy ese otro, ese que sabe que no hay vuelta al edén destruido

nublado con las oportunidades caídas

con los fracasos acumulados bajo las piedras

el que a veces no sabe por qué demonios está aquí

en este siglo podrido

ajeno a todo, a todos,

pero incapaz de vivir como ermitaño

necesitado siempre de sensaciones, de experiencias

que desgarran el corazón como arpones y sierras eléctricas

la luz, luciérnaga, es breve huidiza

el camino está plagado de maleza, de penumbra

el sol abandona su sepulcro sólo de cuando en cuando

soy el que con paciencia lo espera

lo sigue por el firmamento

colibrí

desde el alba hasta el ocaso.

jueves, 15 de octubre de 2015

LA CURA


LA CURA

 


Aún no tenemos la cura, nos dicen. Tendremos que esperar. Quizás una semana, quizás un año o quizás varios siglos, nadie lo sabe.

   Todo empezó, lo recuerdo bien, cuando aquellos arqueólogos fueron en busca de las ruinas de una antiquísima ciudad oculta entre las nevadas cimas de los Montes Himalaya y regresaron con una pequeña piedra, diciendo que aquel que la tocara, no moriría jamás.

     Por supuesto que nadie les creyó, pero cuando uno de aquellos exploradores se arrojó desde el más alto rascacielos del planeta y no sufrió daño alguno, la efervescencia por la mágica gema que garantizaba la inmortalidad, se desató.

     Yo tuve el placer de verla y tocarla hace muchos años y no he podido olvidarla. Es azul, pequeña, poco más grande que una pelota de tenis, pero tan brillante como el sol. La gente se arremolinó por millones para palparla y saber que el voraz espectro de la muerte no los atormentaría nunca más.

      Una inusual euforia se apoderó de nuestras mentes y corazones y, sabiendo que el tiempo había dejado de existir, nos propusimos los proyectos más inverosímiles que la mente humana se haya atrevido a crear.    

    Construimos magníficas ciudades sobre el cielo y bajo el mar, fabricamos nuevos continentes y hundimos los que ya existían, con nuestras acciones provocamos la desaparición de miles de especies de animales y plantas, pero con nuestra tecnología creamos otras tantas nuevas. Llegamos a los rincones más ignotos del espacio y entablamos relación con los seres más maravillosos y los más absurdos que existen en el universo. Ellos nos mostraron sus conocimientos sobre el cosmos y nosotros los adoctrinamos en el amor, las artes y la guerra.

     Sin temor a que cualquier instante pudiera ser el último, nos propusimos las tareas más arduas con la seguridad de que algún día, aunque muy lejano, las veríamos terminadas, nos volvimos dioses.

    Pasado el tiempo, ¿cuánto?, a ciencia cierta no lo sé, pues como ya lo dije, ya no existían para nosotros las manecillas del reloj, la euforia se desvaneció y un desánimo general cundió entre todos nosotros. Sentíamos que ya no quedaba nada por hacer, las cosas dejaron de importarnos, nos volvimos tristes y sombríos. Aquellos que se habían jurado amor eterno terminaron repudiándose y aquellos que se habían odiado por centurias se habían reconciliado, tarde que temprano tuvimos que reconocer, que la eternidad es más grande que el amor y que el odio.

     Nos hallábamos hundidos en la más negra melancolía, cuando llegamos a la conclusión de que sí había existido un objeto capaz de otorgarnos la inmortalidad, también debía haber otro capaz de quitárnosla. Tuvimos un nuevo propósito, y nuestra vida, una vez más, se llenó de luz.

     Fatigamos las bibliotecas a lo largo y ancho del mundo en busca de algún arcaico pergamino que nos diera razón de aquel objeto, regresamos a las ruinas escondidas, que para ese instante ya se hallaban bajo el mar, en busca de una piedra roja, negra o blanca que fuera la antítesis de la que antes habíamos encontrado. Nuestros científicos más brillantes se pusieron a experimentar con miles y miles de fórmulas y, sin embargo, nada, aún no hemos conseguido recuperar nuestro anhelado temor por la muerte, aún seguimos envueltos en éste indeseable velo de inmortalidad que cubre nuestros cuerpos.

     Acabo de tener una idea, una que no imagino como antes no pudo ocurrírsele a otro: quizá destruyendo la piedrecilla azul que originó nuestra desdicha todo termine. No lo sé, pero voy a averiguarlo. En este mismo instante me dirijo hacia allá, martillo en mano.

lunes, 12 de octubre de 2015

ATARDECER


 
 
Mientras el sol se evapora

y las nubes se hacen migajas

busco tu piel traslúcida

constelada de canela.

 

Mi boca se estremece

anhelando probar

las olas,

la playa huidiza.

 

Cual ciclón, avanzas

destrozando mis entrañas.

No te vayas.

¡No enfrentes a las rocas sola!

 

Déjame tomar tu mano, besarla.

Acariciar tus dedos

tus ojos, tu lengua,

la raíz de tu cabello

 

La brisa nos envuelve.

¡Qué las gaviotas callen!

En el agua tibia, roja,

hundámonos.

miércoles, 7 de octubre de 2015

POE VS LOVECRAFT: DEL HORROR PSICOLÓGICO AL PAVOR CÓSMICO



Poe y Lovecraft: casi un siglo separa a estos dos escritores, unidos por la nacionalidad y la escabrosa temática de sus obras; sin embargo, más allá de estas circunstancias, ¿qué los hace similares, qué distintos?

Edgar Allan Poe (1809-1849) es heredero de la novela gótica y de E.T.A. Hoffman, de los cuales tomó muchos de sus escenarios y atmósferas; sin embargo, su gran innovación consistió en mostrarnos que lo verdaderamente siniestro no se encuentra en los fantasmas, vampiros, brujas y demás entes sobrenaturales, sino dentro de nosotros mismos, en los demonios que habitan nuestra mente.

Los protagonistas de sus cuentos casi siempre padecen algún tipo de desorden mental que acaba derrotando su voluntad y los empuja a cometer acciones monstruosas que invariablemente les conllevan culpa y castigo. Así, Egeus, obsesionado con los dientes de su prima Berenice, sucumbe al deseo de extirpárselos; el protagonista de “El corazón delator” decide asesinar a un anciano sólo por la invencible repugnancia que le provoca el ojo velado de éste; mientras que Roderick Usher, convencido de la fatalidad que dicta el destino de su estirpe, no se resuelve a ayudar a su hermana, aun sabiendo que ha sido enterrada viva y escuchando los golpes que da desde el interior de su ataúd.

Por otro lado, a pesar de que la obra de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) no pueda entenderse sin Poe, el horror que nutre sus relatos es fundamentalmente distinto. Para el escritor de Providence, lo ominoso se encuentra bajo la forma de antiguas deidades siderales que ejercen una influencia malsana sobre los habitantes de la Tierra.

En la mitología lovecraftiana, estas criaturas dominaron nuestro planeta antes que los hombres y, pese a yacer dormidos en las profundidades del mar (La llamada de Ctuhulu)  o bajo el hielo de la Antártida (En las montañas de la locura), desean recobrar el reinado del mundo a toda costa, valiéndose para ello de individuos de mente débil a los que fácilmente puedan dominar.

El horror psicológico de Poe, con fuertes raíces góticas, es trastocado por un horror astral, muy cercano a la ciencia ficción. Lovecraft puede considerarse el iniciador del horror cósmico, pues quitó protagonismo a los monstruos tradicionales para dárselo a criaturas llegadas de más allá de las estrellas.

Con ello dio inicio a una nueva corriente de la literatura fantástica centrada en la existencia de vida extraterrestre y en los peligros que ésta representa para la humanidad.

Pero a ambos literatos no sólo los une la oscuridad de sus temas, sino también el haberse sentido ajenos, distantes del mundo que los rodeaba. Poe, con su comportamiento excéntrico y sus vicios (el alcohol y el opio), era rechazado por la sociedad puritana de Nueva Inglaterra, mientras que Lovecraft nunca pudo asimilarse a la realidad mecanizada y en constante cambio de inicios del siglo XX. Así, estos dos autores son prófugos de su situación geográfica, política y social. Edgar dirigió su mirada al pasado, hacia la magnificencia de la Europa ancestral, hacia sus castillos, sus espectros y su nobleza decadente; Howard, en cambio, proyectó su imaginación hacia los confines más remotos del planeta  y del universo, poblándolos de entidades pavorosas y ciudades de pesadilla.

Poe y Lovecraft, dos autores siempre inquietantes, a los que no se puede dejar de leer, pues narraciones y poemas son espejos que reflejan los más recónditos abismos de la mente y los demonios que la habitan.
 

lunes, 5 de octubre de 2015

HUYENDO DEL PARAÍSO


 
Antes de que el primer rastro de sol se vislumbrara en el horizonte, Isabella abandonó la suntuosa habitación en la cual estaba hospedada desde hace ocho días. Después de cerrar la puerta cautelosamente, echó un último vistazo a su bolsa de mano, para ver si todo lo necesario -pasaporte, boletos de avión, dinero- se encontraba ahí, y enseguida caminó por el pasillo hasta llegar al elevador.

   Mientras descendía los veintitrés pisos, miraba a través del cristal los cuartos de luces apagadas y puertas silenciosas, y pensaba en el contraste entre la belleza del lugar y el horror que aquellos días habían significado para ella.

   Cuando la puerta se abrió, Isabella cruzó velozmente el lobby, y tanta era su prisa que ni siquiera se dio tiempo para contestar el saludo del recepcionista soñoliento.

    Al salir a la calle, la presencia de un tono rosado en el horizonte le advirtió de la cercanía del amanecer. Los latidos de su corazón se aceleraron.      

    Había un largo trayecto hasta la avenida, por lo que todavía tendría que caminar mucho antes de encontrar un taxi.

   A su alrededor, los comercios y cafés comenzaban a tomar forma, al dar los primeros rayos de sol contra sus escaparates. Aún no había logrado salvar ni siquiera la mitad de la distancia que la separaba de la calle principal cuando comenzó a surgir en su mente el pensamiento de que la seguían.

    Se sentó bajo el follaje de una enorme ceiba para recuperar el aliento, sacó de su bolso una botellita de agua y prosiguió en su camino. Al ver a dos personas que avanzaban hacia ella, se estremeció, pero al confirmar que sólo se trataba de un par de borrachos trasnochados, le regresó la tranquilidad.

    Ya el calor había aumentado considerablemente y la oscuridad se había replegado a los rincones cuando alcanzó la avenida. Sin pérdida de tiempo, detuvo un taxi.

- Al aeropuerto.- dijo Isabella con una voz tan áspera como si hubiera tragado un montón de tierra.

   El conductor asintió y el vehículo comenzó a rodar.

    Las calles de la pequeña ciudad poco a poco iban llenándose de trabajadores, deportistas y muchachas paseando sus perros. Por más que lo intentaba, no podía alejar de ella la obsesiva idea de que, a causa de un error suyo o por obra de la fatalidad, ya había sido descubierta. Vendrían tras ella, de eso no cabía duda.

    Al ver que el taxi dejaba atrás las calles y enfilaba hacia la carretera bordeada de relucientes palmas, la opresión en su pecho disminuyó. Entonces, desfilaron por su mente sus ilusiones y esperanzas, las cuales se  hicieron añicos como un cisne de cristal apenas sus pies tocaron suelo caribeño. Revivió las humillaciones y las infamias que hicieron de su estancia en el paraíso una pesadilla atroz.

    Ya faltaba menos, quizás veinte minutos, para alcanzar el aeropuerto, sin embargo, no se sentiría segura hasta estar a bordo del avión. Al escuchar el ulular de una patrulla cada vez más cerca, Isabella casi perdió el conocimiento, pero pronto se recuperó, al constatar que los destellos roji-azules que lanzaba la sirena no iban dirigidos hacia ella, sino a un hombre que conducía a exceso de velocidad.

   Los anuncios espectaculares invitando a recorrer los atractivos turísticos del área le advirtieron de la cercanía de la torre de control, la cual pronto apareció ante el taxi, escoltada por frondosas matas de vegetación.

    Al llegar a la puerta que correspondía a su aerolínea, Isabella pagó al conductor y bajó del coche. Una vez en el interior del edificio, procedió a documentar. Al llegar su turno, el pasaporte resbaló, pero sin demora lo alzo del suelo y el incidente pasó desapercibido.

     Llegó al área de revisión, y aunque un perceptible temblor se apreciaba en sus manos, logró cruzar sin contratiempos.

   Ya en la sala de espera, se sintió un poco más tranquila y, viendo que faltaba todavía cerca de media hora para que saliera su vuelo, decidió ir por un café.

   Apenas probó un tragó, sintió que su estómago se retorcía, por lo que se levantó de la mesa y volvió a la sala de espera, donde su mirada permaneció fija largo rato en el reloj. En cualquier momento llamarían a subir al avión.

 - Pasajeros con destino a ….. favor de abordar.

Al escuchar la voz, Isabella se incorporó de su asiento y se formó en la fila. Sólo había una señora con sus dos hijos y un par de ancianos delante de ella, no tardaría mucho en alcanzar la aeronave. Se perdería en el mundo y nadie la encontraría jamás.

    Pasó la madre con sus dos críos, pasó el matrimonio de ancianos. Era su turno. Una mujer de cabello corto y ojos enmarcados en gruesas gafas le pidió su pase de abordar, el cual entregó sin demora. El estridente timbre del teléfono sobre el mostrador resonó en la estancia. La encargada no pronunció más que unas pocas palabras: “Sí señor, entendido.” Dos gendarmes hicieron acto de presencia en la sala. Isabella ni siquiera tuvo ánimos de defenderse. Se la llevaron.

 

jueves, 1 de octubre de 2015

TREINTA CUENTOS EXTRAORDINARIOS



Treinta de mis cuentos favoritos, ¿Cuántos ya leíste?

1. LIGEIA - Edgar Allan Poe
2. EL GATO NEGRO - Edgar Allan Poe
3. LA MÁSCARA DE LA MUERTE ROJA - Edgar Allan Poe
4. LA CAÍDA DE LA CASA USHER - Edgar Allan Poe
5. EL BARRIL DE AMONTILLADO - Edgar Allan Poe
6. EL INMORTAL - Jorge Luis Borges
7. EL ALEPH - Jorge Luis Borges
8. LA CASA DE ASTERIÓN- Jorge Luis Borges
9. LA ESCRITURA DEL DIOS - Jorge Luis Borges
10. EL JARDÍN DE LOS SENDEROS QUE SE BIFURCAN - Jorge Luis Borges
11. LA NOCHE BOCA ARRIBA - Julio Cortázar
12. CONTINUIDAD DE LOS PARQUES - Julio Cortázar
13. EL ALMOHADÓN DE PLUMAS- Horacio Quiroga
14. A LA DERIVA - Horacio Quiroga
15. MACARIO - Juan Rulfo
16. LUVINA - Juan Rulfo
17. LA MUÑECA REINA - Carlos Fuentes
18. CHAC MOOL - Carlos Fuentes
19. LA FIESTA BRAVA - José Emilio Pacheco
20. TENGA PARA QUE SE ENTRETENGA - José Emilio Pacheco
21. LA QUINTA DE LAS CELOSÍAS - Amparo Dávila
22. EL HUESPED - Amparo Dávila
23. ENTRE TUS DEDOS HELADOS - Francisco Tario
24. BLACAMÁN EL BUENO, VENDEDOR DE MILAGROS - Gabriel García Márquez
25. EL ÚLTIMO VIAJE DEL BUQUE FANTASMA - Gabriel García Márquez
26. LA BOINA ROJA - Rogelio Sinán
27. SREDNI VASHTAR - H.H. Munro "Saki"
28. EL HORLA - Guy de Maupassant
29. LA PATA DE MONO - W.W. Jacobs
30. LA LLAMADA DE CTUHULU - H.P. Lovecraft