domingo, 29 de marzo de 2020

NUESTRA PARTE DE NOCHE: EL HORROR EN TODAS SUS FORMAS


Reseña de Francisco Güemes Priego



“Y vio cómo la Oscuridad le rebanaba los dedos primero, después la mano 
y, enseguida, con un sonido glotón y satisfecho, se lo llevaba entero.


Esta novela de la escritora argentina Mariana Enríquez (1973), publicada por Anagrama y ganadora del Premio Herralde en 2019, es un libro original y complejo, casi inclasificable, el cual tiene como temas: la maldad, la crueldad, el miedo, es decir, todo lo relacionado con el lado más siniestro del ser humano.

Es una novela que, a pesar de su extensión (más de 660 páginas), es muy amena, con personajes entrañables y tramas envolventes. Su mayor acierto es producirnos aprehensión, ansiedad, incluso a veces pavor. No es fácil para un libro provocar sentimientos tan intensos, y éste lo hace.

Quizás el mayor defecto de Nuestra parte de noche sea que es un libro muy abigarrado, se entremezclan en él demasiados acontecimientos, algunos reales: la dictadura argentina (1976-1983), las desapariciones, los traumas infantiles, la violencia intrafamiliar; otros imaginarios: “La Orden”, una secta que pretende arrancarle a la Oscuridad el secreto de la vida eterna y que está dispuesta a todo para lograrlo: mutilar, matar, sacrificar. Por momentos parece todo demasiado confuso y los saltos entre la realidad y la fantasía a veces parecen excesivamente bruscos, pero, como ya se dijo, el principal objetivo de Enríquez es horrorizarnos, cosa que consigue de manera excepcional.

Las fuentes literarias de las que abreva Nuestra parte de noche están muy a la vista. Lo mismo la tradición inglesa del romanticismo gótico: las hermanas Brönte, Arthur Machen, Bram Stoker; que reconocidos genios del horror norteamericano: Edgar Allan Poe, H.P. Lovecraft, Stephen King; además de colosos de la literatura fantástica en latinoamérica: Jorge Luis Borges, Julio Cortázar, Adolfo Bioy Casares, etc...

Dignas de mencionarse también son dos cualidades de la novela: primero, el que “La Orden” funcione como metáfora de un sistema en el que los poderosos, los dueños de la tierra y del dinero, son los que ganan siempre, más allá de los vaivenes políticos y, segundo, el que retome elementos de las mitologías y religiones populares de los pueblos de Sudamérica, principalmente de los mapuches y los guaraníes, dándole un toque sumamente original a la narración.

Me parece un libro sumamente valioso, que al entremezclar características clásicas del género con las peculiaridades geográficas, sociales y culturales de nuestra región, puede funcionar como piedra angular de un canon latinoamericano de la literatura de horror.

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